Códigos para la transmisión de la información geográfica
En una disciplina como la didáctica de la geografía el emisor se corresponde
con el profesor o docente, el receptor con el alumno o discente, el mensaje con el
contenido propio de esta ciencia (adaptado a las necesidades, intereses y edades del
receptor), y los medios o canales el libro de texto, las fichas, la pizarra, el proyector,
el ordenador, etc. El código, sistemas de signos, señales y reglas que permite hacer
comprensible y significativo el mensaje geográfico, puede adoptar diferentes formas.
En geografía este código se suele expresar, entre otros, mediante un lenguaje verbal.
Pero también, y muy especialmente en esta disciplina, por medio de un lenguaje
cartográfico, a través de mapas. A finales del siglo XVIII el cartógrafo y astrónomo
E. Halley expresaba que «mediante el uso de mapas ciertos fenómenos pueden ser
comprendidos mejor que a través de cualquier descripción verbal» (N.J.W. Thrower,
2002:10).
Mapa: Esta representación
incluye una serie de elementos propios del lenguaje cartográfico, como son la
escala, la orientación, la localización, la distribución y los símbolos, que pueden ser
puntos, líneas y/o polígonos, además de textos. Algunos autores consideran que un
mapa no tiene por qué ser gráfico ni de la superficie terrestre (hay mapas de la Luna,
mapas genéticos, etc.). Según D. Buisseret (2004: 16) «lo que hace que un mapa
sea un mapa es su cualidad de representar una situación local; tal vez deberíamos
llamarlo imagen de situación o sustituto situacional. La función principal de esa
imagen es transmitir información situacional».
El mapa como instrumento técnico tiene una función concreta como medio para
conocer y comprender un territorio y los diferentes fenómenos geográficos, así como
base de datos y de información territorial y espacial.
El mapa como instrumento didáctico tiene la función principal de «alfabetizar
cartográficamente», de enseñar y aprender a leer en este lenguaje, a interpretar y
comprender el lenguaje cartográfico y a construir significados a partir del mismo.
«El estudio del mapa no es sólo una herramienta geográfica sino un lenguaje que
toda persona educada debe de dominar puesto que es imprescindible para el hombre
adulto y, por ese valor que su conocimiento tiene, el trabajo con el mapa y la manera
de transmitir su lenguaje se ha convertido en una preocupación de los profesores de
geografía en muchos países» (M.R. Piñeiro Peleteiro, 2003: 350).
Por último, el mapa como instrumento educativo tiene la función de comunicar
una realidad que permita al receptor del mensaje interpretarlo de manera crítica,
con el fin de desarrollar sus capacidades intelectuales, cognitivas, procedimentales
y actitudinales. La educación se produce en un medio concreto, en un contexto
geográfico, natural, social y cultural que proporciona estímulos, valores, actitudes,
conductas y, en definitiva, contenidos educativos. Y puesto que la finalidad socializadora
de la educación es ayudar al educando a integrarse y adaptarse a su medio,
los mapas como instrumento educativo cumplen esa función educadora. Permiten
conocer el mundo en el que viven, los fenómenos que les afectan, sus relaciones con
el medio, etc.
Algunos contenidos geográficos que se pueden enseñar a través del lenguaje cartográfico,
según esta clasificación, son los siguientes:
— Conceptos: los propios de la geografía, pues en un mapa se puede ver, de
forma gráfica y simbólica, los diferentes conceptos estudiados en esta disciplina.
Por ejemplo, monte, depresión, meseta, cuenca fluvial, falla, tipos de
litologías, formas de relieve, clima, vegetación, actividades humanas, etc.
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Óscar JEREZ GARCÍA
– Procedimientos: el hecho de constituir un instrumento de análisis geográfico
permite que los mapas contribuyan a desarrollar diferentes tipos de habilidades,
destrezas, aptitudes y procedimientos geográficos (B.S. Atwood, 1976).
Por una parte, los relacionados con la lectura, interpretación, traducción y
análisis del mapa. Pero por otra parte aquellos relativos a la confección del
mismo.
Entre los diferentes procedimientos que se pueden llevar a cabo en el aula destacan:
– La comprensión, interpretación, comentario y análisis crítico de los diversos
fenómenos geográficos.
– El conocimiento del código empleado, leyendas, claves, símbolos y colores,
lo cual implica una «alfabetización cartográfica», un proceso de enseñanzaaprendizaje
de la lectura y de la escritura de este lenguaje geográfico.
– La investigación del medio local, de los elementos del entorno reflejados en
mapas de gran escala, la comparación de los fenómenos locales con los regionales,
nacionales y mundiales (el uso de diferentes escalas).
– La identificación de los recursos naturales y humanos de un territorio, con
especial atención a los efectos positivos que ofrece el medio geográfico (provisión
de recursos) y negativos (necesidades, obstáculos, catástrofes naturales,
etc.).
– La utilización del mapa como instrumento para recoger información y para
comunicar, codificando los datos, fenómenos y mensajes por medio de símbolos
significativos.
– El análisis de la organización de la información del mapa y la representación
matemática de los datos: la orientación, situación, localización, distribución,
distancia, superficie.
– La identificación de los objetivos y finalidades del mapa (informativo, bélico,
explotación de recursos, ordenación del territorio, conservación, etc.) otorgándole
la función adecuada según nuestros intereses y necesidades.
– Actitudes: resulta evidente y certera la función instrumental de los mapas para
desarrollar capacidades procedimentales y habilidades técnicas geográficas,
así como fuente de información geográfica. Pero como medio para potenciar
el desarrollo actitudinal, la capacidad crítica y la reflexión sobre los valores
ambientales o geográficos (ecología, respeto hacia el medio natural, social y
cultural, solidaridad, tolerancia, compromiso, justicia, paz, etc.), puede resultar
menos habitual. De hecho, a la hora de educar en valores, se utilizan diversas
estrategias y métodos entre los que el uso de la cartografía no presenta
una especial relevancia, o a lo sumo como recurso didáctico complementario.
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El lenguaje cartográfico como instrumento para la enseñanza de una geografía ...
Entre las metodologías y recursos más empleados en la educación de valores
ambientales destacan el Laissez faire, la inculcación, el análisis y la clarificación
de valores, el desarrollo moral, las técnicas de comunicación persuasiva
y los juegos de simulación (J. García y J. Nando, 2000: 85). Es precisamente
mediante los juegos de simulación como se consigue poner en práctica esta
triple intencionalidad educativa (saber, saber hacer y saber ser) y en los que el
empleo del lenguaje cartográfico adquiere una especial significación. En estos
juegos los mapas, croquis y esquemas cartográficos permiten el desarrollo
de toda una serie de actitudes críticas y positivas hacia el medio geográfico,
a la vez que presentan numerosas ventajas didácticas, como la motivación,
el favorecer un aprendizaje significativo, el desarrollo de la capacidad para
tomar decisiones, del aprendizaje globalizado, de una visión de conjunto, la
modificación de la clásica relación profesor-alumno, el favorecer el aprendizaje
significativo y duradero, el desarrollo de la sociabilidad y el espíritu de
cooperación y, en definitiva, la educación integral del alumno (M. J. Marrón
Gaite, 1996: 100).
Es indiscutible la importancia del mapa para el desarrollo de conceptos y procedimientos.
Cuando utilizamos un mapa para responder a cuestiones como ¿qué?,
¿cómo?, ¿dónde?, ¿cuándo? ó ¿cuánto? hacemos un uso informativo del mismo
como fuente de datos. Pero si nos preguntamos ¿por qué?, podemos hacer un uso
crítico de esta fuente geográfica. Un mapa que exprese indicadores sociales, de desarrollo
humano o de conservación de la naturaleza nos podrá informar sobre la deforestación
del Amazonas, la destrucción de la capa de ozono, el desigual reparto de
los recursos en el mundo o la esperanza de vida. Nos permitirá conocer e interpretar
qué está pasando, cómo ha ocurrido ese fenómeno, dónde se localiza, la magnitud
del mismo y la diferenciación espacial. Pero si nos preguntamos acerca de las causas,
el porqué de ese fenómeno, podemos avanzar hacia un desarrollo de los valores
y de los contenidos actitudinales del discente. Para ello se hace necesario cambiar
el discurso del mapa a través de una nueva funcionalidad educativa. Manteniendo
el mismo emisor, receptor, mensaje, código y canal, el lenguaje cartográfico puede
adquirir una nueva función didáctica si se cambia la intencionalidad.
Diagrama de sistemas que ilustra un SIG
A)INTRODUCCION Y CODIFICACION DE LOS DATOSi)Adquisición de datos, por ejemplo digitalización e integración de datos externos.ii)Validación y edición de datos, es decir, verificación y corrección.iii)Estructuración y almacenamiento de datos, por ejemplo construcción de diferentes tipos de superficies y codificación de datos
Adquisición de datos:
A continuación se exponen los métodos de adquisición utilizados para las distintas fuentes de datos:
A) Para datos tabulares y encuestas sobre el terreno
Los datos se pueden adquirir con métodos manuales, utilizando un teclado y una VDU para crear bases de datos o ficheros de forma interactiva, o sea, para introducir los resultados de la labor de campo o de las encuestas de cuestionario. Los datos pueden registrarse en un paquete de hojas electrónicas normalizadas o en cualquiera de los muchos módules de entrada de datos especializados asociados con determinados paquetes o programas de computadora, por ejempio, los paquetes estadísticos, como SPSS o Minitab, los cartográficos, como MICROMAP, o los de análisis de encuestas, como SNAP. Estos programas o paquetes requieren que los datos se introduzcan en un formato estructurado; luego se puede proceder a su edición y corrección y a cualesquiera manipulaciones numéricas.
Se pueden emplear registradores cronológicos de los datos. Estos son dispositivos especializados que automatizan el proceso de acopio y registro de los datos sobre el terreno. Pueden ser automáticos o semiautomáticos. Efectúan una gama limitada de funciones, registrando datos sobre variables tales como el contenido de humedad del suelo, el flujo de agua, el tamaño de las partículas de sedimento, variables climáticas, etc. En el caso de los registradores analógicos, los datos deben traducirse a la forma digital. Existen dispositivos de entrada de datos especializados que automatizan parcialmente la recolección en vivo de datos de cuestionarios: las respuestas se introducen directamente en la memoria previamente programada de un terminal de mano portátil alimentado por batería. También hay arias otras microcomputadoras que se están volviendo asequibles gracias a los adelantos en el campo de los microprocesadores y a la consiguiente disminución de los precios. En Maguire (1989) se encontrará más información útil sobre muchos métodos de adquisición de datos sobre el terreno.
B) Para los datos cartográficos
Los datos de mapas se pueden adquirir mediante digitalizadores o diversos tipos de exploradores; por ejemplo:
- La digitalización electromecánica entraña el uso de una mesa o tablilla inclinable sobre la que se coloca el mapa (Figura 6.4) y que tiene una superficie cartesiana (red de coordenadas) incorporada, con intersecciones energizadas de una resolución típica de 0,01 mm. A la mesa está conectada una plumilla o cruz de seguimiento (cursor) que puede desplazarse a lo largo de las líneas o de punto en punto y detectar la señal en cualquier intersección de la retícula.
Representación de los estratos captados por telepercerpción o digitalización de mapas
Estructura de los datos espaciales
Una ojeada general al mundo tal como aparece en una superficie cartografiada revela que la superficie consiste en puntos, líneas o áreas bidimensionales que en cartografía se denominan polígonos. Así pues, los caminos serían líneas, las casas puntos, y los jardines y campos polí gonos. Toda la información adquirida con cualquiera de los métodos y tiene que poderse representar visualmente, para lo cual ha de ser codificada de manera que presente alguna de estas tres formas. Hay dos modos básicos de organización en los que puede operar la computadora para representar las formas espaciales: el modo vectorial y el modo cuadriculado (respectivamente (b) y (c).
A) Modo vectorial. En este caso el mapa consiste en puntos, cuyas posiciones están definidas por las coordenadas geográficas x,y. Se puede definir un punto aislado, para representar un ú nico objeto relativamente pequeño, como una cabina telefónica, un edificio o un asentamiento, en consonancia con la escala del mapa. Se puede definir asimismo una serie de puntos y unirlos para obtener una línea, lo que podría representar un lindero, un camino, un río, etc. Y también se pueden definir líneas y unirlas para delimitar una superficie (un polígono), que podría representar cualquier característica bidimensional, como un campo, lago o país, o cualquier área temática, como una zona de suelo.
La digitalización en el modo vectorial puede ser sumamente exacta, ya que al representar líneas no rectas se puede aumentar la precisión registrando (digitalizando) un mayor número de puntos de la curva. El modo vectorial se utiliza generalmente cuando es necesario integrar técnicas de gráficos manuales y computerizadas y cuando se requieren frecuentes anotaciones. Debido a que este modo emplea estructuras de datos muy complejas, la tecnología es cara, y también lo son la visualización y el trazado, particularmente en el caso de los productos de color de alta calidad.
B) Modo cuadriculado o de retícula. En este modo toda la superficie cartografiada se compone de una retícula de celdas que forman una matriz de filas y columnas. El tamaño de cada celda determina la resolución (o detalle) de la superficie cartografiada. Las celdas muy pequeñas se denominan pixels (como en las imágenes telepercibidas), y cada celda o pixel es un dato que muestra, por medio de la codificación digital o de un código cromático en el mapa final, la presencia de diferentes rasgos en distintos lugares.
Los gráficos cuadriculados se utilizan generalmente cuando se quiere integrar datos de mapas topográficos y temáticos, ya sea entre sí o con datos telepercibidos. El principal problema que presenta este modo es que el uso de celdas puede hacer que se pierdan las estructuras reconocibles, pudiendo producirse una grave pérdida de información.
Modos de organizar los datos cartografiados (Maguire, 1989)
Algunas manipulaciones geométricas fundamentales de los ficheros de la base de datos de un SIG (Dangermond, 1983)
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